domingo, 3 de marzo de 2013



Los chavales que te besaban nunca se llamaban Alain Delon, la vida era un pez dormido, el estribillo insípido de un Rock and Roll. Así que un buen día dijiste, olvidadme, y a Madrid haciendo auto stop, con un proyecto en la piel y escrita en un papel, mi nueva dirección.

Buscando el tiempo perdido, te has ido acostando con media ciudad, pero el gran amor no deshizo tu cama y te aburriste de promiscuidad. Cada noche un rollo nuevo, ayer el yoga, el tarot, la meditación, hoy el alcohol y la droga, mañana el aerobic y la reencarnación.

Cómo decirte, que el cielo esta en el suelo, que el bien es el espejo del mal, cómo contarte, que al tren del desconsuelo, si subes no es tan fácil bajar. Cómo decirte, que el cuerpo está en el alma, que Dios le paga un sueldo a Satán, cómo contarte, que nadie va a ayudarte si no te ayudas tú un poco más.
Qué consejos voy a darte yo que ni siquiera se cuidar de mí, tengo ya tan ocupado el corazón, no queda sitio para ti.

Un amigo me ha contado, que el martes pasado te escuchó gritar, en medio del supermercado, quién me vende un poco de autenticidad. Mañana te vuelves a casa, sin pena ni gloria ni príncipe azul y contarás tu aventura como una locura de la juventud.
Pero no te engañes pensando que el redil de vuelta va a seguir igual, el alquitrán del camino embriaga más que el suave vino del hogar.

Cómo decirte, que el cielo esta en el suelo que el bien es el espejo del mal, cómo contarte, que al tren del desconsuelo, si subes no es tan fácil bajar. Cómo decirte, que el cuerpo está en el alma, que Dios le paga un sueldo a Satán, cómo contarte, que nadie va a ayudarte si no te ayudas tú un poco más.

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